Todos los derechos reservados.


Estoy enredado en las telarañas de tu ausencia,
Mi cuerpo sigue envenenado por el frío,
La fina y extensa ola que se lanzo sobre mí,
Quitó la fuerte picadura que dejaste.

domingo, 28 de junio de 2009

''Yo''

Yo, un hombre con sensaciones diferentes, buscando a quien buscar, dejando de lado las apariencias y las distancias. Creí caer en un sótano lleno de fuego, quebrado de mafia e ilusión.
Ella, una de las más bonitas. Mirada deseada por muchos, conocida por pocos. Llena de amor interno, juega con sus sonrisas y con sus palabras. Dicta unas frases llenas de expectativas que dicen que sí.
Miraba su largo pelo, sus hermosos ojos y deseaba su palabra. Deseaba que me hablara, sin tener que decir ‘’Hola’’.

Luego de unos días, conocí un lazo que nos uniría, la música. De un día para el otro, ese Yo creía en no volver a poder hablar con ella. Y interminablemente repetía y se preguntaba ‘’ ¿Estará enamorada?’’.
Luego de versos interminables en hojas, comencé a escribir. Poesía, canciones, no entendía muy bien lo que era. Pero lo que sí sabía es que estaba dedicado a ella. Con un poco de suerte, y lleno de frases, logré interactuar con ella de nuevo. Un par de palabras confusas, lograron que podamos salir a pasear algún día.
Unos mensajes inéditos, que a veces eran puro amor. Unos mensajes llenos de romanticismo y información de cada uno de los dos, cada uno de ellos explicaba quiénes éramos en verdad.
Ahí fue cuando la conocí, completamente no, pero ya sabía con quien estaba hablando. Una noche, recibí la confirmación de una salida; ¿romántica? Podría ser, pero de amigos. Por supuesto yo no pensaba en otra cosa que en verla, quería llenar de frases sus oídos y decirle lo que sentía en verdad.

Al otro día, el día tan esperado de mi nueva vida, se podría decir. La vi, una blusa roja, llena de vergüenza por no saber que pasaría ese domingo. Caímos en un lindo recuerdo, en esos momentos. Visitamos un Cine, una película estupenda, aunque mucha atención no había prestado, estaba interesado en ella, nada podría salir mal, no debía expresarme demasiado, ni tampoco dejar que mi boca diga cosas inconclusas.
Sentados en la oscuridad, hablamos demasiado, no dejé de prestarle atención. Hasta que en un momento suena una canción, hermosa, de mis referidas actualmente. Esa canción marco nuestro amor, se podría decir. Sabía que debía decir algo, romper el hielo de alguna forma. Y no se me ocurrió otra cosa que cantar esa canción, una locura la verdad. Si la hacía reír era mucho, y si la hacia quedar mal, era poco y malo.
Me arriesgué, hice lo que sentía y canté.
Locamente largo una carcajada, que lo dijo todo. Me dijo esa corta sonrisa todo lo que debía contarme. Me dijo acerca de mí, acerca de cómo era ella en realidad. Ahora sí caímos en el amor.
Tomé sus manos, y ese rose de piel, me hizo feliz. (Habría de pensar uno mismo, cuando alguien que ama le toma las manos y deposita toda la confianza en su cuerpo). Yo pensé en amar, pensé que era lo mejor que me pudo haber pasado después de tanta soledad de dejar un recuerdo.

Ese día no nos besamos, creíamos en el tiempo, y yo sabía que ella no era como otros pensaban. Yo la estaba conociendo en verdad, sabía que era especial, especial para mí. Yo la verdad, enamorado, no pensaba cuando la veía, pero luego pensaba todo mil veces hasta caer en la mentira, o en la obsesión y creer en otros y no en mí mismo.


Pasaron días, y no pudimos dejar de pensar uno en el otro. Éramos como dos mentes unidas, necesitábamos hablar todo el tiempo. ¿Amor? Sí, créeme que sí. Estábamos enamorados, mucho más de lo que pensábamos.
Al pasar el tiempo, empezamos a salir con más frecuencia. Y ahí se produjo, el famoso ‘’Te amo’’ y el beso que uniría mi corazón con el zullo. Llenándome de alegría y amor.

Locamente enamorados, nos acompañábamos a todos los lados que sean posibles, éramos como dos pétalos de una misma flor. Inseparables.
Hasta que las dudas cayeron, ¿Un hueso demasiado grande para un solo perro?
Pregunta muy mala, me hicieron dudar muchísimo de ella.
Ella era demasiado para mí, y no era el único que pensaba así, muchas voces me confundían, pero yo solo escuchaba esos labios, esa voz; ella que me decía ‘’Te amo’’ y yo me desvanecía en mi mente. No dejaba de pensar en ella, todo el tiempo. A veces creía que me engañaba; que se reía. Pero no. Ella me amaba, no dejábamos de sentir lo mismo.

Dudaba y dudaba, escribía y escribía sobre ella, hasta pensar en un adiós. Y no fue así. Nunca pude decirle todo lo que sentía, la verdad. Hasta tal punto que lo supo, una tontería en verdad, que despertó mas dudas de las que había. Muchas más, pero a la vez, borraba algunas. Yo me sentía inseguro, pero seguro a la vez. Hasta que la verdad nos abatió.
Nos confesamos, nos tomamos de la mano y caminamos hasta el cansancio. La acompañe hasta su casa, la besé y le prometí jamás dejar de amar, jamás dejar de sentir lo que sentí por ella.
Mi frase, ‘’Como hoy, ayer y como mañana, te amo’’. Repetida muchas veces. Repitiéndola hasta que se cansara de oírla. Le recordaba mis recuerdos, miles de veces para ver si en realidad me recordaba. Sí, lo hacía. Y mucho, ella pensaba en mí cada momento.

‘’Te amo mucho’’, sin cansarnos de repetirla, la repetíamos, y volvíamos a hacerlo. Nos escribíamos, hablábamos todos los días. Nos amábamos. Pero la confusión no tardó en llegar, las discusiones torpes por gustos, por memoria, por mirar o por dictar frases equivocadas. Promesas, muchas. Que siempre prometeré. Mentiras, pocas. Que no repetiré.

Pero una pelea se acercaba, muchos envidiaban nuestro amor. Hasta que una pequeña gota derramo mi corto vaso. Estallé como nunca. Sentía traición, remordimiento, estaba enojado. Pero muy enojado, tanto que no me dejaba ver la realidad.
Un hombre, normal, como todos. Un ‘’amigo’’ que dijo palabras que no debía. Me enfrentó con mensajes. Y no tarde mucho en darme a conocer. Nadie en este lugar, sabía como podría actuar frente a una situación así.
Yo quería discutir y luego pelear, ya no me importaba nada. Pero esa voz, otra vez me hacía desvanecer. Me dijo que no debía, no era para pelear, él era muy tranquilo, que no debía enojarme y que por favor no le pegara, él era su amigo.
No quise dictarle una palabra más, la bronca me ganaba. Hasta que la dejé de lado por momentos.


Esos segundos que no le hablé fueron como miles de puñales en mi pecho. A tal punto de que no aguantamos, ni un minuto estar así. Un abrazo y a casa.

Hasta el día de hoy, nos amamos. Recordaré estos párrafos, para que en algún futuro los recordemos juntos.

Enrique Andrés Sabbatella

No hay comentarios:

Publicar un comentario

verboamor@live.com

Correo-MSN

Seguidores

Datos personales

Soy Enrique, me dicen Kike. Tengo 14 años, nací el 20/09/94. Toco la batería, en estos momentos aprendiendo guitarra y un poco de canto. Voy al colegio, me va (dentro de lo normal) bien. Me encanta la música, y más cuando esta bien hecha. Bandas a seguir...Soda stereo, The police, The cure, Cerati (solista), Radiohead, Nirvana, Keane y cualquiera que este bien armado. Soy una persona con carácter diferente y muy diferente al de los demás. Soy comprensivo, tengo pensado estudiar Psicología después del colegio, aparte de música. Aparte de todo estoy de novio y alienta al escribir. Besos.

Archivo del blog

Yo

Yo